Jessica Allen es una mujer entregada a los demás, siempre ha colaborado en labores humanitarias pero esta vez quería ir más allá. Ella pensaba que toda mujer debía sentir al menos una vez en su vida lo que es ser madre y ese vínculo de amor perfecto que se crea con los hijos y le daba mucha pena la gente que no podía tenerlos. Así que decidió ser madre de alquiler para una pareja que no podía tener hijos. Lo que no se imaginaba Jessica era la pesadilla que iba a sufrir por traer ese niño al mundo.
El Comienzo De Todo
Jessica siempre había estado ayudando a los demás y esta vez sentía que tenía que dar un paso más. Ella era madre de dos niños y sabía lo importante que es para una mujer sentir ese amor al menos una vez en la vida, por ello, decidió apuntarse a una lista de vientres de alquiler como donante y rápidamente recibió la solicitud de una pareja de China. En Asia esta práctica está totalmente prohibida así que no se lo pensó dos veces y accedió.
La Última Carta
A menudo, la gente critica este modo de concebir pues les parece totalmente antinatural alquilar un vientre y comprarse un hijo, pero hay que estar en la situación de los padres que deciden hacer esto. Su desesperación es muy grande y el deseo de tener un hijo viene en el ADN de las personas. Además normalmente, alquilar un vientre suele ser la última de las opciones cuando ya lo han intentado todo sin éxito. Todo el mundo preferiría tener sus hijos de manera natural.