Un lugar tranquilo para hablar
Afortunadamente, el hombre que acababa de salvarla estaba dispuesto a ayudarla una vez más. Puso una mano en el hombro de María y la invitó a seguirle. Para que no la oyeran los demás comensales, la condujo al rincón de la cafetería una vez que la ayudó a salir de la cola.
María estaba agitada
María aún estaba un poco agitada por su última reunión. Pero al menos ahora que le habían devuelto la nota, por fin podía averiguar qué demonios había hecho que aquella mujer respondiera como lo hizo. También le expresó al hombre lo afortunada que era de que se hubiera fijado en ella mientras le leía el mensaje. Pero entonces él le reveló algo inesperado