Un compañero de crimen insistente
María tuvo que tener extrema precaución. No quería ser atrapada por una azafata, ni provocar un aterrizaje de emergencia. Estaba lidiando con una situación delicada, pero el hombre a su lado seguía presionándola para que siguiera su plan.
La única opción.
A María no le disgustaba la idea; de hecho, le gustaba, aunque era increíblemente intensa. Podría empeorar en cuestión de segundos. Además, María nunca había hecho algo así antes. Pero pronto sabría que era la única opción.