Pensando en una idea…
María necesitaba hacer algo que avergonzara a la chica hasta el punto de que no solo se moviera su pelo, sino que nunca más volviera a hacer algo así. Pero tenía problemas para encontrar un buen concepto. Afortunadamente, recibió ayuda de una fuente inesperada.
Su cómplice
Maria se dio cuenta de que el hombre sentado a su lado había estado mirando la escena y lo que ella había escrito apenas unos segundos antes. Él le propuso algo que nunca hubiera considerado. Era el equilibrio ideal entre cruel y justo. María dudó al principio, pero se dio cuenta de que esta era la única forma de hacer que esta chica se arrepintiera de sus acciones.