Sin molestar
Malcolm notó a una azafata pasar y se dio cuenta de que no sería capaz de razonar con Laura por sí mismo. Explicó la situación y solicitó ayuda con un tono educado pero firme. Reconociendo la necesidad de calmar la tensión, la azafata se acercó a Laura y comenzó a tranquilizarla.
Asistencia profesional
Después de unos minutos de persuasión, la azafata convenció a Laura de hacer espacio para Malcolm. Malcolm no pudo evitar preguntarse por qué Laura había sido tan difícil en primer lugar, a pesar de que el problema se había resuelto. Parecía extraño que alguien actuara de manera tan extraña en respuesta a una simple solicitud de moverse. Él creía que ella era prejuiciosa en su contra.